Portillo, a través de numerosas
anécdotas de su carrera profesional, afirmaba que el ser humano es capaz de los
peores comportamientos, por lo que se hace indispensable educar a la persona en
lo mejor que tiene dentro cada ser humano. No
somos ángeles, apuntaba, así que es
urgente educar contra la violencia de género, contra el suicidio juvenil y con
otros tantos problemas, que sólo generan violencia.
Está claro, indica el psicólogo, que
todos intentamos educar lo mejor posible,
dando lo que fuera por la vida de nuestros hijos. Y aunque con toda seguridad,
el amor entre padres e hijos es recíproco, hay diversos factores que no
contribuyen a que se desarrolle una relación buena y lógica entre ambos: padres
que en realidad no deberían serlo, padres que se tiran a la calle para pedir
que sus hijos no lleven deberes a casa, padres que se niegan a ser adultos… y
el gran problema de la sociedad del siglo XXI: Creer que todo lo que nos dice
la televisión y otros medios, es verdad, cuando realmente hay muchas mentiras.
Otro de los problemas de la sociedad,
le decía Javier Urra al Obispo de Canarias, Francisco Cases Andreu, es la falta
de religiosidad y espiritualidad. Educar en el amor se hace indispensable, pues
“los celos no son una prueba de amor”, como piensan muchos de los jóvenes de
nuestros días. Cualquier religión lo que busca es cuidar y respetar al prójimo.
La educación, afirmaba, consiste en transmitir lo mejor que nos han dado.
Hay que educar a los niños
enseñándoles cuál es el lugar del otro y haciéndoles responsables de sus actos;
educarlos en el sentido del humor, pues una persona que no se ríe, comentaba
Portillo, es una persona que ha perdido la humildad.
Educar mal es escuchar siempre la
misma radio, ver siempre la misma televisión. Escuchemos otras cosas, veamos
otras cosas y analicemos por qué tantas personas se han equivocado en su toma
de decisiones.
La convivencia, familiar y externa,
no es nada fácil y hay que explicarlo a los hijos. Las formas son esenciales,
la humanidad es esencial, el protocolo es esencial. El ser humano es mente y
alma, pues un día te das cuenta como decía Pablo Neruda, de que hay algo más. Somos
muchísimo más y esa falta de generosidad de nuestros niños, es responsabilidad
de una sociedad española que ha retirado la historia, la literatura y la
filosofía: los pilares del ser humano.
Dediquemos todo nuestro tiempo a
la gente esperanzada y a los que necesitan ayuda, ultimaba Portillo.
La segunda parte de la tarde se desarrollaba con la
intervención de Gonzalo Marrero, director de Cáritas Diocesana, que fue
presentado por Segundo Díaz Santana, profesor emérito del Istic y miembro del
Consejo Rector del Aula Manuel Alemán.
Marrero, a través de la ponencia “La
educación en Canarias. Análisis y perspectivas”, nos daba las claves y
perspectivas de la educación no universitaria a nivel global, utilizando como
elemento de análisis el último informe PISA y dando claves para un futuro a
través del informe OCDE para Canarias.
El director de Cáritas, vinculaba la
formación no universitaria al futuro del empleo y los empleos del futuro,
teniendo en cuenta incidencias de las nuevas tecnologías, la inteligencia
artificial y la ingeniería automática.
Estamos, indicaba Marrero, ante un
cambio de paradigma: Hemos entrado en la sociedad del aprendizaje y nuestro
futuro depende de nuestra capacidad de aprender. Hay una gran incertidumbre
ante el presente y futuro de la escuela, porque ente otras razones, apuntaba el
director de Cáritas Diocesana, preparamos a nuestros estudiantes para trabajos
que aún no existen, en los que tendrán que usar tecnologías que no han sido
inventadas, para resolver problemas en los que no hemos pensado todavía.
Atendiendo a las claves y
perspectivas de la educación en España, Marrero apuntaba que la educación no
puede supeditarse a lo inmediato, ni puede responder sólo a formar empleados o
empleables. Educar es desarrollar la
humanidad e ilustrar a los futuros ciudadanos.
Sobre la situación social en
Canarias, Marrero enumeraba los tres elementos que destaca la OCDE: Altas tasas
de desempleo, desventajas socioeconómicas de los alumnos canarios y el bajo
nivel educativo de los padres. Y después de enumerar las claves del informe
PISA en Canarias, citaba las recomendaciones PISA: Canarias debe aumentar la
inversión del porcentaje del PIB en educación con un compromiso de incremento
sostenido y debe aumentar el gasto público por alumno y año (5.005 euros) y
situarse en la media de España (5.431), corrigiendo el diferencial actual.
Tras enumerar las diferentes
propuestas de la OCDE, Marrero concluye con esta esperanzada frase de José
Antonio Marina: “España puede tener un sistema educativo de alta calidad en el
plazo de cinco años”.
La
tarde del miércoles, que se desarrollará en el Instituto Superior de Teología
de las Islas Canarias, contará con dos intervenciones:
A
las 17:00 horas: Mesa de experiencias: “Buenas prácticas educativas en la
sociedad: Aprendizaje-servicio, Centro de Orientación Familiar (COF);
CICEI-ULPGC y Radio Ecca.
A
las 18:30: Ponencia: “La inteligencia espiritual y el valor de nuevas
pedagogías al servicio de la Evangelización”. Lic. Montserrat del Pozo Roselló, Superiora General de las Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret
Crónica de La Provincia
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